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martes, 13 de agosto de 2024

OIEA.

 

¿Qué es el deuterio?






El deuterio es un isótopo estable del hidrógeno y, a diferencia del isótopo más común del hidrógeno (el protio), tiene un neutrón.











El deuterio está compuesto por un protón, un neutrón y un electrón.

En promedio, uno de cada 6420 átomos de hidrógeno es deuterio, por lo que este isótopo puede estar presente en las moléculas que contienen hidrógeno, como el agua. Por ejemplo, por cada metro cúbico de agua de mar hay unos 33 gramos de deuterio.

La concentración de deuterio varía en función del cuerpo de agua, y su análisis permite extraer conclusiones sobre su historia y origen. Este tipo de estudios se enmarcan en una ciencia que se denomina “hidrología isotópica” y abarca diversos ámbitos, desde la migración de los animales hasta la gestión de los recursos hídricos. El deuterio también tiene otras aplicaciones, como los estudios relacionados con la nutrición y la energía de fusión.   

Estudios del ciclo del agua y el deuterio.


Es posible hacer un seguimiento de las concentraciones de deuterio en el ciclo del agua; es decir, en los movimientos del agua en la superficie de la tierra, la atmósfera y las aguas subterráneas.



















La composición isotópica del agua refleja la ubicación de donde procede y los lugares por los que ha pasado durante su ciclo. Gracias a esa composición, los científicos pueden, por ejemplo, calcular el tiempo que necesita un acuífero para recuperar determinados volúmenes de agua tras ser bombeado mediante un pozo. Con esos datos, las autoridades pueden formular políticas para mejorar la gestión y la protección de los recursos hídricos.

En este tipo de estudios también se puede analizar el agua que han ingerido los organismos. Los animales almacenan en su cuerpo moléculas de ese líquido, con unas concentraciones específicas de deuterio que permiten a los científicos deducir, entre otras cosas, su lugar de nacimiento. Para lograrlo, los expertos comparan la concentración de deuterio en una determinada parte del cuerpo del animal con una base de datos que contiene información sobre la concentración de deuterio en la lluvia de diferentes partes del mundo en diferentes momentos de la historia. Esta información se emplea para cartografiar las migraciones de los animales de un país a otro y formular políticas de conservación y protección de los lugares a los que viajan con fines reproductivos.

Mediante el análisis del deuterio presente en las alas de la mariposa monarca (Danaus plexippus), los científicos cartografiaron los viajes de este insecto desde el Canadá y los Estados Unidos hasta México.                           (Infografía: H. Boening/OIEA)


En este artículo encontrará información adicional sobre otras mariposas migratorias en México.


Estudios de nutrición y el deuterio

Mediante el estudio del deuterio presente en el agua de las diferentes partes o fluidos del cuerpo humano, es posible entender, por ejemplo: si los niños de una ciudad están aumentando de peso porque cada vez son más musculosos o porque cada vez tienen más grasa en el cuerpo, si una campaña de promoción de la lactancia materna está obteniendo los resultados esperados o si un sector de la población corre riesgo de ingerir demasiada vitamina A. Con esta información, las autoridades sanitarias pueden mejorar sus programas y campañas de salud relacionados con la nutrición.




















  Las autoridades de Chile ajustaron algunos de sus programas de nutrición infantil tras analizar información obtenida con una técnica basada en el deuterio. (Fotografía: A. Gorišek/OIEA)


Experimentos de fusión nuclear y el deuterio.

















La fusión nuclear es una reacción en la que dos núcleos atómicos ligeros se combinan para formar un solo núcleo, al mismo tiempo que se emiten enormes cantidades de energía. Es el tipo de energía que ocurre en el Sol y, si se lograra en nuestro planeta, a largo plazo podríamos generar electricidad de manera sostenible, económica y segura. Se prevé que una mezcla de deuterio y tritio —otro isótopo del hidrógeno que tiene dos neutrones— sea el combustible de las centrales de fusión nuclear.

En este Boletín del OIEA encontrará más información sobre la energía de fusión.

¿Qué papel desempeña el OIEA?

  • El OIEA y la Organización Meteorológica Mundial gestionan la Red Mundial sobre Isótopos en la Precipitación (RMIP), que proporciona información sobre los isótopos del oxígeno y el hidrógeno presentes en la lluvia de diferentes partes del mundo y en diferentes períodos de tiempo. Esos datos se emplean en investigaciones hidrológicas a escala mundial.
  • El OIEA gestiona un portal de colaboración sobre la hidrología isotópica en el que los usuarios pueden consultar publicaciones, material, proyectos y datos de laboratorio, y descargar programas informáticos relacionados con diversos isótopos, incluido el deuterio.
  • Con los datos obtenidos en estudios sobre la migración animal, el OIEA puede brindar asesoría sobre programas de protección de algunas especies.
  • El OIEA imparte capacitación, ofrece equipos y transfiere conocimientos para el uso de métodos relacionados con el deuterio en investigaciones sobre nutrición. También apoya la investigación en ese ámbito y desarrolla nuevas técnicas basadas en el deuterio.
  • El OIEA encabeza la investigación y el desarrollo relacionados con la fusión y, en ese sentido, facilita la coordinación internacional y el intercambio de buenas prácticas en proyectos de todo el mundo, acoge diversos foros, como la Conferencia sobre Energía de Fusión, promueve el intercambio de ideas sobre las DEMO, publica la revista Nuclear Fusion Journal  y coopera con la Organización ITER.
  • El OIEA también administra el Sistema de Información de Dispositivos de Fusión, que proporciona información sobre dispositivos de fusión de todo el mundo y brinda acceso a bases de datos cuantitativos relacionadas con la fusión
  • El OIEA publica recursos bibliográficos especializados sobre el deuterio.










OIEA.

 

La ciencia nuclear puede ayudarnos a mejorar el contenido nutricional de las plantas y preservar la salud de los suelos.


(Fotografía:  Adobe Stock)

Tanto nuestra salud como la del planeta dependen de las plantas: estas nos proporcionan el 80 % de los alimentos que ingerimos y el 98 % del oxígeno que respiramos. Aun así, no se las protege lo suficiente y por ello enfrentamos problemas de gran magnitud, como la degradación de los suelos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor de un tercio de los suelos del mundo se han deteriorado debido al cambio climático, la polución o prácticas agrícolas deficientes e insostenibles. Según esa organización, cada año se degradan unos 50 000 kilómetros cuadrados, una superficie tan grande como la de Costa Rica.

“Los animales, las plantas y los humanos necesitamos alimentos nutritivos en cantidades suficientes para poder gozar de buena salud —dice Najat Mokhtar, Directora General Adjunta y Jefa del Departamento de Ciencias y Aplicaciones Nucleares del OIEA—. No obstante, en los últimos 70 años se ha reducido considerablemente la concentración de vitaminas y nutrientes en las frutas, verduras y cereales debido a la pérdida de fertilidad del suelo”.

El suelo es “fértil” cuando proporciona nutrientes esenciales a las plantas y cuenta con condiciones químicas, físicas y biológicas favorables para su crecimiento. Las plantas necesitan 18 nutrientes esenciales para su propio desarrollo y para producir alimentos saludables; 3 de ellos provienen de la atmósfera y son absorbidos durante la fotosíntesis y los otros 15 provienen del suelo. Por desgracia, muchas de las prácticas agrícolas actuales suponen un cultivo constante que no prevé la reposición de los nutrientes que los cultivos han absorbido del suelo, lo que provoca una disminución gradual de su fertilidad.

Por fortuna, los científicos pueden generar datos que ayudan a contrarrestar este problema. Mediante técnicas nucleares o isotópicas, pueden reunir información cuantitativa fiable sobre la salud y la calidad del suelo, que es de gran utilidad a la hora de formular políticas adecuadas de ordenación y preservación de tierras agrícolas y de adaptación a los efectos del cambio climático.

“Los recursos edáficos son fundamentales, pero no son renovables; pueden pasar hasta mil años antes de que se formen solo uno o dos centímetros de suelo —dice Lee Kheng Heng, Jefa de la Sección de Gestión de Suelos y Aguas y Nutrición de los Cultivos del Centro Conjunto FAO/OIEA—. Las técnicas nucleares nos ayudan a observar los procesos en los suelos para protegerlos y mejorar la producción agrícola, la seguridad alimentaria y el bienestar de los seres humanos en todos los lugares del mundo”, finaliza.

Mediante el análisis de los isótopos del carbono, el nitrógeno, el fósforo y otros elementos, los científicos pueden calcular la cantidad exacta de fertilizante que las plantas necesitan en determinado entorno. De hecho, cuando se usa demasiado fertilizante el cultivo tiene menor rendimiento y genera más emisiones de gases de efecto invernadero. Estos expertos pueden redactar orientaciones para los agricultores sobre la composición, la dosis y la frecuencia de uso de los fertilizantes. Gracias a este tipo de estudios, se ha mejorado la producción agrícola y se ha contribuido a la lucha contra el hambre y la malnutrición en todo el mundo, en particular en regiones en donde hay escasez de alimentos.

Desde hace unos 60 años, el OIEA y la FAO asisten a los países en la aplicación de técnicas nucleares, isotópicas y de base nuclear en la agricultura. Por ejemplo, el Centro Conjunto FAO/OIEA ayudó a los agricultores de la República Democrática Popular Lao a aumentar el rendimiento del arroz en un 60 % mediante la aplicación de mejores prácticas de gestión del suelo y los nutrientes. El Centro también contribuyó a que científicos de Kenya mejoraran la gestión del agua y los nutrientes para optimizar el rendimiento de los cultivos y aumentar la resiliencia del suelo. Más recientemente, el OIEA ha venido colaborando con expertos en Costa Rica para reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que se producen como consecuencia del uso de fertilizantes en la agricultura, al tiempo que se mejora el rendimiento de los cultivos de arroz.

Investigadores en Costa Rica recogen muestras en un cultivo de arroz para un estudio que busca mejorar el uso de fertilizantes y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (Fotografía: M. A. Pérez/Centro de Investigación en Contaminación Ambiental de la Universidad de Costa Rica).

“Sabemos que, desde los tiempos de las civilizaciones antiguas, pasando por el presente y anticipándonos al futuro, los suelos han sido y serán importantes para la supervivencia y los medios de vida de los pueblos —dice Mohammad Zaman, investigador del Centro Conjunto FAO/OIEA especializado en suelos—. Para frenar la pérdida de suelo necesitamos soluciones inteligentes e innovadoras, como las técnicas isotópicas”, agrega.

El Centro Conjunto FAO/OIEA promueve el uso de las tecnologías nucleares y de base nuclear en la alimentación y la agricultura mediante actividades de investigación y desarrollo adaptativos en sus laboratorios de Seibersdorf (Austria) y proyectos coordinados de investigación en los que participan cientos de instituciones de investigación y estaciones experimentales.

Última actualización: 26/07/2024


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